miércoles, 27 de enero de 2010

En el número 2 y con making of

Una semana después de estar colgado en la página del Notodofilmfest, '¿Cómo termina Lost?' está en el puesto número 2 del Box Office. Como dirían los equipos mediocres clasificados para semifinales de la Copa y los nominados a los Goya, sólo haber llegado aquí es un gran orgullo y no habría sido posible sin el apoyo de todos los que han pinchado en el corto. La manera de que éste siga estando en portada es que los que os gusta lo sigáis recomendando y enlazándolo para que la gente continúe pinchando.

También fue colgado la semana pasada 'El Making Of' del corto, obra de María José Llerena. En él salen todos los que hicimos el corto, es decir, muy pocos. Dedicado especialmente a Héctor, aunque el pobre dice que le da mucha vergüenza porque sale mucho. Vedlo porque se nota lo bien que lo pasamos en aquel gélido sábado de diciembre en la sierra Madrid.

miércoles, 20 de enero de 2010

La pesadilla de Haití

Pocos días antes del dramático terremoto que azotó a Haití la pasada semana vi el documental 'La pesadilla de Darwin', dirigido y guionizado por el tirolés Hubert Sauper. De vez en cuando veo documentales, aunque no tantos como quisiera, quizá porque no me lo propongo lo suficiente. Incluso he tenido ideas para realizar alguno, pero nunca me he atrevido o no he encontrado el apoyo suficiente. Además, el año pasado hice un curso de guión y dirección de este tipo de productos audiovisuales. Y son documentales como 'La pesadilla de Darwin' los que te hacen pensar que nunca seré capaz de realizar algo así.

Mi profesor de aquel curso decía que un documental siempre tiene que lanzar un mensaje para cambiar el mundo y os puedo asegurar desde lo más profundo de mi vergüenza que éste es demoledor. Te dan ganas de cambiar el mundo, te produce una brutal sensación de impotencia y un profundo sentimiento de vergüenza propia por permitir que determinadas cosas sucedan.

Imaginaos un lago, el más grande y tropical del mundo, con una variedad de vida submarina rica y abundante. Pensemos en lago Victoria y en un pueblo de Tanzania olvidado para el mundo, pero no para todos. Ese lago maravilloso existía y, a simple vista, sigue existiendo, pero en sus aguas ya no nadan peces de todos los colores, sino que sólamente uno: la carpa del Nilo, una especie devoradora que ha acabado con los más débiles y se ha hecho con todo el territorio, un pez introducido, por supuesto, por alguien del primer mundo.

Las multinacionales vieron negocio en este pescado y sus posibilidades para venderlo en Japón y Europa. Todo el pueblo vive para la pesca y procesamiento de ese pescado. Cada día llegan aviones procedentes de Europa del Este para recoger cargas de pescado que llevarán al primer mundo. Porque ese alimento no es para los autóctonos, no, ellos sólo lo elaboran y se quedan con las sobras, con lo que no vale, con lo que no alimenta. Como no hay dinero, el negocio de la prostitución ha visto un filón en los pilotos ucranianos y rusos que pasan dos días lejos de sus familias y sus mujeres. Prostitución que es fuente de violaciones, de abusos, de palizas, de enfermedades. Mientras tanto, el cura del pueblo sigue en contra del preservativo porque así lo dice la Iglesia y el Papa. Al Sida lo llaman el virus y cuando alguien coge el virus dura cuatro telediarios. La pobreza y el virus provocan la lucha por la supervivencia, lo que hace que la vida en este pueblo valga menos que nada. Un vigilante de la fábrica de pescado se siente afortunado por tener un trabajo en el que le pagan menos de un dolar al día. ¿Y cómo consiguió su trabajo? Mataron a su antecesor. Se siente seguro porque lleva un arco con flechas envenenadas.

Aparentemente los aviones que vienen vacíos se vuelven cargados de pescado a Europa. Pero la realidad es otra, esos cargueros no vienen sin sustancia. Van repletos de armamentos, unos kalashnikov con los que luego los ciudadanos de África se matan entre sí. Es un plan perfecto para las multinacionales de diverso tipo, los alimentos van camino de Europa mientras la violencia, las guerras y las enfermedades siguen instalados en un tercer mundo que existe para que exista el primero. Es como en 'El origen de las especies', donde los más fuertes se comen a los más débiles. O como la carpa del Nilo.


Al terminar el documental uno siente un profundo sentimiento de culpa. Aunque Sauper se atrevió a contar esta historia directa, cruda, sin voz en off, sin música, hiperreal, los medios de comunicación de masas, que supuestamente se dedican a contar la realidad, no cuentan con este tipo de argumentos. Y esto me lleva directamente al terremoto de Haití.

Estaba yo en momento "injusto que yo haya nacido en un país desarrollado y otros no" cuando una mañana me despertó una amiga con una temprana llamada de teléfono. Estaba tratando de localizar el email del hijo de una amiga suya, ex colaborador de soitu.es. Tanto su amiga como su hijo se encontraban en Haití y se había producido un terremoto. Podéis ver la resolución de la historia aq.

Hasta hace una semanas Haití era uno de esos lugares olvidados, que los más listos situaban cerca de las paradisíacas playas de la República Dominicana. Pero allí la situación era similar a la de Tanzania: violencia, un país prácticamente sin estado, abusos, pobreza, hambruna. Pero esa historia nadie la contaba. Vino el terremoto y se desató el supercaos. 75.000 cadáveres encontrados y una previsión de que hayan fallecido cerca de 200.000 personas. El mundo entero se ha volcado. Es duro que las catástrofes naturales se ceben con los más débiles. Otra vez 'La pesadilla de Darwin'.

De repente, los haitianos son portada de todos los periódicos. Hoy, si eres periodista tienes que estar en Haití. La historia que hay que contar es la de estos desgraciados. Cuantas más fotos mejor, cuanto más amarillas, mejor pagadas serán. Aquí lo cuenta muy bien Javier Pérez de Albéniz. Se puede decir que Haití está de moda. Que hoy hablar de este país vende periódicos. Y todo el mundo se lamenta: "Pobres haitianos, la naturaleza se ceba con los más necesitados". Y entonces queremos lavar nuestras conciencias haciendo donativos via sms, transferencia bancaria o jugando a los granjeros en elmundo.es. Ahora la situación es aún mucho más caótica, hay saqueos, abusos, asesinatos, un país sin ley, que recuerda al 'Ensayo sobre la ceguera de Saramago' . Hoy están de moda, pero dentro de unos meses volverán a caer en el olvido y entonces nadie querrá hacer una donación ni los periodistas desearán tener su base de movimientos en Puerto Príncipe.

Mi yo documentalista se contrapone a mi yo consumista (todo el que vive en un país desarrollado lo es, por poco que sea). Mi yo documentalista quiere poder dejar de ser consumista, una misión casi imposible. Pero si algún día hago un documental, quiero que beba de lo que hizo Sauper. Y quiero que cambie el mundo, pero me da la impresión de que en este caso querer no es poder. A lo mejor esta visión humanitaria me dura a mí también tan solo unas semanas, pero tengo la conciencia removida.

martes, 19 de enero de 2010

'¿Cómo termina Lost?' a concurso

Hemos pasado el primer corte del Jameson Notodofilmfest y '¿Como termina Lost?' está entre los cortometajes preseleccionados para su exhibición. Podeis verlo en la web del festival entre los estrenos: aquí. Más adelante, si pasamos la siguiente criba, ya os insistiré para que votéis (si os gusta, claro).

viernes, 15 de enero de 2010

Porque lo dicen los Cánones (malentendidos)

Antes de entrar en materia y de que haya gente que quiera matarme, quería comentar, asi como el que no quiere la cosa, que '¿Cómo termina Lost?' está montado, subtitulado y enviado al Notodofilmfest. Todavía tendría que pasar el filtro para que pudierais visionarlo y votarlo (digo esto porque os conozco y tengo todas vuestras direcciones y sé que lo haréis por mí). También veréis que algún que otro pequeño error en los subtítulos (mea culpa). Dicho esto, empiezo.

De un tiempo a esta parte vivimos en el mundo de la comunicación española, muy especialmente en internet, en una gran dicotomía que no admite términos medios. No estoy hablando del 'o eres del Madrid o eres del Barça' o antónimos irreconciliables como lo son PP-PSOE, Fans del Nesquick-Fans de Cola-cao o defensores de la presuntamente inminente ley antitabaco-fumadores radicales. Me refiero a los aparentemente radicalmente extremos opuestos: internautas y autores. El primer error en el que incurre esta dicotomía es que la mayoría de guionistas de este país somos presuntamente las dos cosas: internautas y autores.



Esto me lleva a una reflexión que hemos hecho un colega y yo esta misma tarde tomándonos un café (como veis, somos unos vividores). En esta guerra que parecer volverse más feroz en los últimos tiempos, un grupo de gurús de internet, que se hacen llamar Asociación de Internautas y que hasta han redactado un manifiesto, ¿a quién representan? ¿A todos los internautas o sólo a aquellos internautas a los que les interesan lo que ellos defienden? ¿Deberíamos crear una sociendad de guionistas internautas? En fin, un lío. Y como todo es un lío y muy complejo y saber dónde empiezan los derechos de unos y donde terminan los de otros provoca confusión, voy a tratar de hacer algunas aclaraciones para ayudar a los que, desde mi punto de vista, no tienen toda la información necesaria. Como en toda dicotomía, cada grupo tiene su prensa y adopta el discurso de sus gurús. Igual que en la prensa conviene leer El País y El Mundo, como mínimo, para hacerse una idea, en este tema conviene echarle un ojo a los del otro bando.

A continuación expongo algunas afirmaciones erróneas que he leído y escuchado en los últimos meses.

"No entiendo por qué los ciudadanos tenemos que pagar los derechos de autor de Ramoncín y Luis Cobos"

Doble error. Primero, no todos los autores son tan energúmenos como Ramoncín o Luis Cabos ni, por supuesto, están forradísimos. Segundo, los derechos de autor en ningún caso los pagan los ciudadanos, se trata de un porcentaje de beneficios que pagan las empresas que se lucran con los contenidos generados por un autor. Así, por ejemplo, en el caso de los guionistas, los derechos de autor proceden de los ingresos por publicidad que meten en sus arcas las cadenas de televisión o el dinero que recauda en taquilla una película.


"¿Y qué pasa con el canon digital?"

En realidad, el canon digital no es un canon directamente a los ciudadanos, sino a las empresas que ganan dinero vendiendo cedés, deuvedés, discos duros, etc... Lo que pasa es que estas empresas, después, revierten el incremento de dinero en los consumidores en lugar de asumir los costes.

"Es que me están llamando ladrón por el simple hecho de comprar un disco duro"

No eres ladrón por el simple hecho de comprar un disco duro, pero sí es cierto que en los últimos años, uno de los usos de esos discos duros es almacenar series, películas, canciones y contenidos sometidos a derechos de autor en general. Y también es cierto que debido a ese uso la venta de este tipo de productos ha crecido notablemente. Es de recibo, por tanto, que si las ventas de ese tipo de productos han crecido gracias a los contenidos audiovisuales y musicales de los autores, sus productores tengan que rendir cuentas. Es cierto que hay un tanto por cierto de consumidores que no utilizan estos productos con esta finalidad, pero también es verdad que TODOS los que me han dicho "es que me están acusando con antelación" tienen los discos duros repletos de películas y de series de televisión bajadas de internet.

"La Ministra Sinde, la SGAE y los autores son lo mismo y son unos hijos de puta"

Error. Ni la ministra Sinde cobra de la SGAE, ni todos los autores cobran de la SGAE. Hay muchos autores, entre los cuales me incluyo, que no están de acuerdo con la política de la SGAE ni con cómo sobrellevan ciertos aspectos. Me refiero, sobre todo, a casos como el de la multas en las bodas o los affaires Fuenteovejuna y Zalamea. Además, conozco muchos autores cuyas madres no se dedican a la profesión más antigua del mundo. Que yo sepa. Vayamos por partes.

La SGAE es una sociedad de gestión de derechos de autor, no la única que existe en España, aunque a ellos les gustaría serlo. La SGAE es una sociedad que defiende sobre todo a los autores musicales, que son los niños mimados de la misma, y deja mucho que desear en su trato, por ejemplo, a los autores audiovisuales. Existe otra sociedad de gestión de derechos de autor que se llama DAMA dedicada en exclusiva a los autores audiovisuales. Y es a esta sociedad a la que pertenece la señora ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde.

DAMA nació como una sociedad dispuesta a hacer una gestión de derechos de autor transparente en la cual no se iba a 'robar' dinero a los autores. Porque sí, amigos, la SGAE no sólo 'roba' dinero a los honorables ciudadanos españoles, sino que también se lo roba a los autores, quedándose con unos gastos declarados desproporcionados y unas cantidades no declaradas aún más desproporcionadas.

"La verdad es que no sé a qué viene tanta explicación porque no entiendo por qué tienen que existir derechos de autor y éstos tienen que cobrar más de una vez por un mismo trabajo"

Existen muchos sistemas de retribución posibles. Hay gente que cobra su sueldo mensual. Otros negociaron su salario a fijo más incentivos, lo que quiere decir que aparte de sus ingresos seguros, ganan más o menos dinero en función de los objetivos conseguidos. Otros son pequeños empresarios y su salario difiere dependiendo de cómo hayan ido las cosas ese mes. Otros trabajadores son obsequiados por sus empresas con un reparto de beneficios anual como extra a su sueldo mensual y a sus pagas extras. Algunos tienen el copyright sobre un producto y si ese producto se vende mucho cobran más que si se vendiera poco. Los escritores, por ejemplo, cobran, en general, aunque es según lo acordado con la editorial, un 2% de las ventas de sus libros, exceptuando el 20% de ese 2%, que normalmente se lo tienen que pagar a su agente editorial. En el caso de los autores, existe, POR LEY, este convenio, un convenio aparentemente justo puesto que un autor al final cobra un fijo más comisiones y estas comisiones serían los derechos de autor en función de los beneficios que su obra genera.

"Los precios de los DVD son abusivos ya que nos cobran 25 euros por un disco de plástico que cuesta menos de un euro"

No hace falta ser muy listo para entender que si ese disco de plástico contiene una película, un documental o varios capitulos de una serie no es sólamente un disco de plástico. Existe detrás el trabajo de muchos profesionales y una gran inversión de dinero. Dicho esto, posiblemente el precio de 25 euros por un DVD esté desafasado dado el avance de las nuevas tecnologías, pero recientemente he visto ofertas en FNAC de películas bastante actuales de cuatro DVD por 20 euros. Y aún así, a mucha gente le parece caro. Por supuesto que creo que la industria audiovisual en estos tiempos debe renovarse y de eso hablaré más tarde o más temprano.

"No es lo mismo robar un pantalón vaquero de una tienda que descargarse una película de internet".

No, no es lo mismo, porque lo de descargarse una película de momento es alegal y porque es mucho más discreto que entrar en una tienda y ponerse un pantalón encima de otro para que no te pillen. Yo, aunque lo hago porque es muy tentador, pienso que, sobre todo en el caso de series o películas que aún están en estreno, es poco ético su visionado fuera de los medios comerciales (dvds alquilados o comprados, descargas de pago (que existen), visionados streaming gratuitos con publicidad o directamente en la televisión o de algún medio de comunicación pública.

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Después de este tocho, hasta yo estoy cansado, pero aún quedan muchas cosas por comentar, desde la nueva ley que está desarrollando el ministerio de Cultura (cosas con las que estoy de acuerdo y cosas con las que no) hasta, por supuesto, por qué creo que la industria audiovisual debe modernizarse y adaptarse a los nuevos tiempos y cómo puede (podemos) sacar partido de ello. Saludos y no me lapiden.

lunes, 11 de enero de 2010

El montaje, última versión de guión

Ya lo sabía. Lo oyes muchas veces a lo largo de la profesión del guionista. Después de todas las revisiones de las tramas, las revisiones de las escaletas, las revisiones de guión del productor ejecutivo, la del director, en algunos casos las de algunos actores (no es el caso, creo, de Ana Obregón), luego viene la revisión del montador.

Porque en el montaje te das cuenta muchas veces, de qué frases funcionan o no funcionan, de si el actor las ha interpretado como tú las imaginaste o no, de si los planos montan como es debido para que la acción que tú creaste sea o no creíble. Y, sobre todo, están los condicionantes del tiempo. En el caso de las series de televisión, cuyos capítulos deben estar perfectamente medidos para cubrir las expectativas temporales de la cadena, más problema es cuando el premontaje queda corto que cuando queda largo. A veces te ves obligado a escribir secuencias nuevas. Otras veces, en cambio, se tiran escenas enteras ya grabadas.

Pero si el objetivo de tu cortometraje es que dure como máximo 3.30 minutos porque ésas son llas condiciones de las bases del festival al que lo quieres presentar, en este caso el notodofilmfest.com, y tu primer premontaje ronda los 5.30 minutos, te las ves y te las deseas para eliminar dos minutos sin que la historia pierda su esencia. A pesar de todo, es un gran ejercicio, porque muchas veces eliminas morralla, agilizas el ritmo y enriqueces el trabajo, pero, por otro lado, tienes que renunciar a chistes que te gustaban o a pausas que considerabas necesarias porque enriquecían el desarrollo de la acción.

Abraham, Héctor y yo nos las hemos visto y deseado, pero al final, un poquito de aquí y otro de allá, lo hemos logrado. El cortometraje dura 3.30 clavados. Y lo que es mejor: ya tiene nombre. Se titula 'Cómo termina Lost'. Por cierto también está listo el making off con la misma duración y, posiblemente, mucho mejor que la obra a la que hace mención. Su artífice ha sido María José Llerena y Abraham y, sobre todo, un servidor, hacemos un poco el ridículo.

Mientras tanto os dejo exclusiva una fotografía del rodaje con Héctor en plan profesional.

martes, 5 de enero de 2010

Los campos de exterminio de Camboya y la inspiración

¡¡¡Guau!!! Dos días seguidos escribiendo. A los que os sorprende gratamente, no os acostumbréis porque normalmente suelo ser más vago o tener menos tiempo. Los que aborrecéis lo que escribo estáis de suerte porque esta asiduidad no se volverá a repetir.


El detonante: la película ‘Los gritos del silencio', que en inglés se llamó ‘The killing fields’. Pasando de entrar ahora a polemizar sobre por qué cambian los títulos de las películas con lo bien que habría quedado en español ‘Campos de exterminio’. La dirigió en 1984 Roland Joffé sobre un guión escrito por Bruce Robinson. La película cuenta la historia de un periodista del New York Times que es enviado a Camboya para cubrir los conflictos que acechaban a aquel país en 1972. Allí comienza una amistad casi fraternal con su guía, Dith Pran. Está basada en una historia real, tan real como los acontecimientos que tuvieron lugar en Camboya en la década de los setenta.

La película tenía todos los ingredientes para impactarme, seducirme, hacerme reflexionar e inspirar un post, sobre todo por dos motivos: es una historia de periodismo en medio de un conflicto bélico y además tiene lugar en Camboya, uno de mis países favoritos dentro de los que hasta la fecha he visitado. Satisface dos de mis necesidades primarias, el cine y viajar. Así que como tenía todos los ingredientes lo consiguió.

Periodismo

Estudié esta carrera por dos motivos aparentemente incoherentes: poder escribir sobre lo que quisiera e intentar siempre contar la verdad de lo que pasa en el mundo. Pronto me di cuenta de que los directores de los medios de comunicación nunca querían que escribieras lo que querías. Entonces no existía internet y nadie había inventado los blogs, concepto que venía a satisfacer lo que yo demandaba. Y por eso aquí estoy. Sobre lo de contar la verdadera verdad de las cosas todos los que leéis esto y tenéis dos dedos de frente sabéis que, salvo en algunos medios independientes, suele ser una quimera. Pero siempre me fascinó el rol de corresponsal en un país del mundo, mucho más si se trataba de un corresponsal de guerra.



Es una profesión que admiro y desprecio a la vez. La admiro porque no tengo cojones (ni tampoco he tenido la oportunidad) para ejercerla. La desprecio porque me da la sensación de que, a veces, algunos de estos periodistas prefieren una buena crónica o una foto imponente antes que salvar la vida de un niño. Quizá me equivoque. En lugar de dedicarme a contar la verdad me dedico a inventarme mentiras desde el ordenador de mi casa para que alguien luego las ponga en imágenes. En cualquier caso, creo que los conflictos armados deben ser contados por personas imparciales y respeto enormemente la defensa implacable de la verdad. Y lo cierto es que todo lo que sucedió en Camboya tenía que contarse porque no ha sucedido nada parecido en el mundo en el siglo pasado, ni siquiera las barbaridades que cometió Hitler.

Camboya

El pasado verano pasé 45 días en el sudeste asiático, de los que poco más de una semana los dediqué a Camboya. Poco tiempo y ganas de repetir porque ha sido uno de los países con los que más he conectado. Quizá sea su historia reciente, un pueblo que ha sufrido los ataques de todos los países a su alrededor, de los franceses, los americanos y los más letales de todos, sus propios compatriotas, los Jemeres Rojos, quienes durante cuatro años cometieron un genocidio que se llevó por delante al 25% de la población.La mayoría de ellos pasaron por la S-21, una cárcel improvisada previa a la muerte que les acechaba en los campos de exterminio. Sobre esto ya escribió MJ en soitu.es. Y también alguien decidió hacer un documental maravilloso: ‘S-21, la máquina roja de matar’. Los Jemeres Rojos tenían casi todos entre 14 y 17 años y no podían ser más sanguinarios.


Asesinaron a todo lo que olía a intelectualidad, trabajo, pensamiento y evolución. Por culpa de esta masacre y de la malnutrición a la que les tiene sometida la pobreza, el 60% de la población actual tiene menos de 16 años. Es un país de niños y, salvo contadas excepciones, son los niños más acogedores del mundo. En algún lugar de la blogosfera existe otra prueba de mi fascinación por los enanos camboyanos. Quiero volver para poner los pocos granitos de arena que pueda para que Camboya mire hacia el futuro.

La película

El film tiene sus defectos, como todas las cintas que un guionista ve y se empeña en ver con ojos profesionales. La música, que firma Mike Oldfield, deja mucho que desear, aunque por momentos ofrece esos detalles entre mágicos y horteras achacables a las películas de los 80. Por un lado, argumentalmente hablando me parece un poco naif, lo que por otro lado hace que sea pura, l
a pureza de una historia real, una historia que había sucedido tan sólo cinco años antes de ser rodada. Por eso posiblemente es más real. Por eso y porque los diálogos escasean dejando hablar a las imágenes, a la acción, a la poesía, al sufrimiento de un pueblo, a la dureza de los hechos, algunos desorbitados, pero que se quedan cortos con lo que en realidad aconteció, a las expresiones de los actores, a la fotografía: consiguieron recrear perfectamente la luz de Camboya, una luz melancólica, amarilla (no se admiten chistes), que da ciertas pistas de lo que era vivir en un lugar acechado por un conflicto bélico dolorosísimo.

El cine y viajar

Siempre que viajo intento ver cine del país al que acudo. La mayor parte de las veces no me da tiempo a hacerlo antes y lo dejo para después. En este caso, han pasado más de seis meses. Siempre aprendes. Aprendes de lo que viviste, por qué viste aquellos gestos en la gente, por qué ese chico utilizó aquella palabra, por qué se comportaban de aquella manera, por qué esa filosofía de vida cuando no tienen nada, por qué la eterna sonrisa con la mirada melancólica. Es un consejo que le doy a todo el mundo que viaje y especialmente a los que viven de la inspiración. Cada lugar que visitas puede ser una fuente de ideas, de terrenos que deseas explorar, de historias que quieres contar. Fue en ese viaje a Asia cuando empecé a pensar en ‘Melón’ y en muchas otras tonterías que hoy por hoy son sólo frases anotadas en un cuaderno mientras estaba en una cochambrosa estación de autobuses.

lunes, 4 de enero de 2010

Segundo post... un año después

Como ya avisé en mi primer post, ése que tenía fecha en 2009, corría el riesgo de ser vago a la hora de escribir, pero claro, es lo que tiene comenzar un blog justo antes de la navidad, que luego vienen las cenas, los vinos, los turrones, los viajes, las fiestas... Es decir, todo eso que te arrepientes de hacer cuando pasa porque no te cierra el botón de los vaqueros. Entre tanto comercio y bebercio, hay varias cosas que quiero reseñar (Allá va un post mix sin hilo conductor)

1.- Abraham y yo rodamos el último fin de semana antes de la navidad y en plena ola de frío esa gran locura que todavía no tiene nombre. Lo pasamos genial, como niños pequeños, como estudiantes que hacen sus primeros pinitos, cuando en realidad eramos peor que eso, estudiantes tardíos. Todo fue muy divertido y la parte profesional la pusieron los actores (Darío Paso, Diego Paris y Alfredo Díaz) y el cámara-montador (Héctor Prieto). Ellos, junto con la ayuda de Cova y MJ hicieron que estuviéramos un poco menos perdidos. Y de eso va el corto, de estar perdidos.

2.- Propósitos de año nuevo. Sé que para ser un post que lleva tan poco tiempo es demasiado aventurado, pero tranquilos, sólo voy a hablar a nivel profesional. Lo de adelgazar y dejar de beber alcohol no lo diré. Mierda, lo he dicho. En lo otro voy a centrar la mayor parte de mis esfuerzos en hacer que el final de 'El Internado' sea el mejor de los posibles. Por lo demás, planes de los que se llevarán a cabo el uno por ciento: escribir más, leer más, ver más pelis y series, postear por lo menos una vez a la semana y dos grandes objetivos: 'Melón' y algo que tengo entre manos que ya os iré contando cuando la ocasión lo merezca.

3.- Una semana por La Rioja y Navarra, aparte de hacer crecer mi barriga, estimular mi paladar, convertir en menos malos mis conocimientos sobre vino, disfrazarme de pirata (no de los que se descargan contenidos audiovisuales) y saber hasta qué punto la noche es una tradición en Pamplona, me ha hecho entender por qué hay tantos buenos guionistas que proceden de Navarra: tienen muchas fuentes de inspiración y estimulantes a su alrededor.

4.- 'El Goya' es un cortometraje que escribí y dirigí en 2005... Con los años ves los fallos, los propios y los ajenos, y te das cuenta de que cuanta más tijera (entiéndase en el sentido que se tiene que entender), mejor. Pero ahí queda. Y uno nunca tiene que arrepentirse de lo que hace sino de lo que deja de hacer.

EL GOYA from lmurilloarias on Vimeo.



¿Y qué pasa con 'Melón'? Pues Melón va, pero poco a poco, todo a su tiempo...